La alegría de vivir

Si algo se echa en falta estos días es esto, la alegría de vivir, o como se dice en francés, "La joie de vivre", es en ocasiones desalentador comprobar, constatar, día tras día, la falta de ilusiones, el hastío y la apatía en la que estamos sumergidos, algo que lleva, lamentable e inexorablemente a la continua crítica y el infatigable trabajo consistente en joder al prójimo en todo lo que se pueda.

No es cierto, o por lo menos, no del todo, que vivamos en una sociedad sin valores, y ello se demuestra en las situaciones en las cuales se ha de estar a la altura, donde en la mayor parte de las veces, las personas muestran su humanidad, y la pequeña luz que habita en nuestro interior se enciende iluminando nuestras acciones.

El problema es la obsesión por el dinero, el materialismo, eso es lo que nos hace distanciarnos los unos de los otros, alejándonos de nuestra condición, conduciéndonos hacia la infelicidad. El Poder, bajo los hilos orquestados de personajes malvados ha sabido entretejer una tela de araña para tenernos atrapados.

De todas maneras, si algo está claro, es que los seres humanos nos sabemos reinventar y después de recorrer este largo camino ya somos capaces de sobrevivir a cualquier adversidad y sobreponernos a la peor de las fatalidades.

Es necesario, hoy más que nunca, arreglárselas, recomponerse en la integridad, escuchar nuestro Ser interno, para acercarnos a la luz, aquello que nos hace y nos conforma, alcanzando poquito a poco aquello que Dios una vez pensara para nosotros.

Es en la humildad donde uno se encuentra a sí mismo, y reconoce los latidos de su propio corazón.

En los atardeceres azules de verano iré por los senderos, 
picoteado por el trigo, a pisar la hierba menuda: 
soñador, sentiré su frescura bajo mis pies. 
Dejaré que el viento bañe mi cabeza desnuda. 

No hablaré ni pensaré nada,
pero el amor infinito ascenderá en mi alma,
e iré lejos, muy lejos, igual que un bohemio,
por la Naturaleza, feliz como junto a una mujer.
Arthur Rimbaud
Sensación