martes, 3 de mayo de 2016

El Imperio contraataca

Hay cosas en este extraño mundo que por mucho que se lleven al límite, se acorralen y se sacudan contra los nuevos y resplandecientes muros de hormigón y acero forjado, no acaban por desaparecer.

Es una luz arcana la que muestra el camino, escondiendo la antigua y eterna llama que guarda los secretos de la existencia.

Renuncias a la fama, y a la gloria, a todo aquello, que falsa y vanamente trata de marchitar la corona de laurel que les espera a los que han sabido ser más fuertes que las falsedades de la propia vida.

Y es que va a ser verdad que lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad, tal que un viejo y curtido general de las legiones de Roma, Francesco Totti, exhala el espíritu de aquel Imperio inmemorial,

Un Ser, que por mucho que pasen los siglos no se agota, una realidad ultraterrena que pervive, respirando y marchando al paso que marca el valor, al desfilar bajo la cadencia de los ritmos de la luz y los compases del tambor.

En esta decadencia, en el Ocaso de Roma, los viejos gladiadores se resisten a renunciar a su pedazo de historia.

En la Arena del Circo ya no se dibuja la estela de la sangre, mas se respira y se siente el incandescente fulgor de aquellos que sueñan con verte y se mofan del monigote que pinta la
muerte.


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