sábado, 14 de mayo de 2016

Gary Cooper, que estás en los cielos...

Lo que hacemos en esta vida tiene sus ecos en la eternidad...

Quizás no sea necesario plantearnos metas demasiadas altas, ni pretender cambiar aquello que es imposible de cambiar, puede que tampoco valga la pena imaginar mundos mejores, a lo mejor lo único que se logra es saber quien es uno y donde está.

De todas las cualidades que nos acercan un poquito a Dios, de todas ellas, sin duda, y a pesar de pisar muchas piedras por el camino, la mejor de todas se llama Humildad.

Es muy importante una persona que haya sido capaz de crear muchas empresas, y de ganar mucho dinero, yo no digo lo contrario, porque el esfuerzo y el trabajo son cosas que se han de reconocer y recompensar.

Y sobre todo, el bien que le haces a los demás, porque lo que es fácil para ti, ayuda a mucha gente, y construye una pequeña sociedad en la cual hay un plato de lentejas todos los días en la mesa.

Si a eso se le añade esa palabra, y esa actitud, es evidente que ya no se puede discutir absolutamente nada.

Cuando el silencio, y la apatía, y las cosas oscuras que te rodean, tratando de asediarte, te miran a los ojos, de una manera impasible, de una forma tenebrosa, te das cuenta que no siempre has tenido la razón.

De todas las cosas bonitas que un hombre puede llevarse, a lo largo del camino, en los bolsillos, la mejor de todas, que se guarda en una bolsita de cuero, es la integridad.

Si Dios se dignase a perder el tiempo con nosotros, una vez que nuestras manos se enfriasen, y nuestra cara que en otro tiempo le dijese algo a una chica...

Es un tiempo tan maravilloso, tan valioso, que la vida se erige como una estatua que se esculpe.

Unos vamos cruzando la vieja y antigua noche, con las manos escondidas en los bolsillos raídos del chaquetón, imaginando palabras, inventando mundos de colores, pero al final, nos encontramos en el mismo camino polvoriento.

Porque todos somos iguales, tenemos las mismas piernas, y las mismas manos, y los mismos ojos que miran, el mismo corazón que palpita, y el mismo sentimiento al escuchar la verdad.

Y las mismas pestañas y los mismos dedos, y hasta las mismas uñas, que entre golpe y golpe tratan de aplastar la maldita soledad.

Es probable que Mr Cooper se haya ido al Cielo, al haber comprendido que es mejor arrodillarse que hacer tonterías, que es mejor escuchar lo que nos cuentan las viejas canciones, que es preferible esa vieja Religión que nos alienta a mirar dentro, para no caminar con los zapatos sucios y poder de una vez recuperar la dignidad.

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