domingo, 23 de julio de 2017

Infinito

Las estrellas en el cielo,
las anémonas en el mar,
flotando,
navegando,
entre los témpanos
que derrite el hielo.

Las anémonas en la mar,
y los poetas en el bar.

Con los ojos radiantes,
con ese corazón espeluznante,
con tus labios desternillantes,
Felipe segundo,
el segundo,
te contempla,
con sus puñetas
haciendo abanicos,
tirabuzones con las olas,
reverencias.

Señora.

Cada mirada,
cada gesto,
es un pestañeo,
un guiño,
un canto,
que pinta de colores
los más solitarios gritos.

En el mundo del futuro,
estás tú,
y tu delicadeza,
entre la espuma,
la espuma de la cerveza.

Eres como el Sol,
Como el Sol de la mañana,
del mundo del mañana mañana.

jueves, 13 de julio de 2017

Venecia

Entre mentiras,
envuelta,
disfrazada de blanco,
van tus besos,
como tiritas,
despegando
el,
el amor,
del pueblo de los hititas.

Más allá del Sol,
mucho más allá,
en una vida,
en un universo,
que,
al venir,
se pinta,
se dibuja,
del color,
del miedo,
del silencio,
del llanto,
de tu resplandor.

Solamente las niñas bonitas
nos pintan la cara,
después de una batalla,
en esta España maldita.

Entre las ratas,
y el agua sucia,
veo tus ojos,
abiertos,
como tus labios,
para salvarme del naufragio.

domingo, 2 de julio de 2017

Juan Marsé.

En esta Tierra nuestra,
desde Valencia,
a través del mar,
se oye un viejo cantar.

Desde Valencia,
desde Valencia,
se oyen,
retumban,
los cantares
que pintan de rojo
las paredes de Florencia.

Las manos abiertas,
los ojos pintados de verde,
y en el corazón,
en el corazón,
un manojo de flores.

Son tus dientes de nacar,
tu sonrisa de torera,
la que me hace,
me hace lanzar al aire
la montera.

En la ciudad de las flores,
allá,
allá donde Bruneleschi soñaba,
y de catedrales hacía sabores,
Leonardo pinta e inventa,
inventa motores.

Son las palabras,
cuando el domingo por el fútbol,
por el fútbol me abandonas,
el calor de tus barrios,
un niño jugando en el patio,
nacido del amor de tus labios.


sábado, 1 de julio de 2017

Mariposas

Mil campanas suenan  en mi corazón,
te veo con mis ojos,
mis ojos,
el sabor de tu antojo.

Y vuelan por el cielo,
las alegres frutas campestres.

Y es,
en este campo agreste,
por donde sobrevuela el Águila Negra,
que viene vestida de viuda,
como una maricona.

Voy como una mujer en luto,
mordiendo el maldito,
el maldito fruto.

Tus latidos,
tus pálpitos,
suenan al mismo compás,
Tañen al mismo hablar.

Cuando a España la invadan los mares,
Cuando a España le asolen los infiernos,
siempre habrá una Mujer,
y un hombre tierno.

Que bebe del néctar de Prometeo,
que los besos,
de hombre a hombre,
de mujer a mujer,
cumplen todos mis deseos.

Mis anh
elos.

Porque ni tú ni nadie podrá cambiarme.

Sacrilegios

.........
En la inmensidad de las noches blancas,
en la soledad de mi templanza,
a lo largo,
a lo ancho,
se me aparecen,
como luceros infinitos,
tus ojos,
tu pestañeo,
el aleteo,
el aleteo,
que las mariposas,
pintan del color
de la esperanza.

Escribir en España,
escribir en España es llorar.
Como decía aquel poeta loco,
ciego y loco,
y borracho,
con las manos ensangrentadas,
voy llorando por las esquinas,
tratando inútilmente,
de comprender las velas
las velas que encendidas,
mece el viento.

Mis dedos,
teclean,
las palabras invisibles,
que desvelan tus misterios.
mirarte es un sortilegio,
mirarte es darse de bruces,
caer al suelo,
romperse en mil pedazos,
mientras el fuego
flamea con palabras,
con palabras,
encerradas entre viejos libros olvidados,
olvidados,
en los anaqueles de un antiguo
monasterio.

Caminas, por las calles,
esquivando,
sorteando,
los rayos de la luz antigua,
caminas,
iluminando,
las aceras y la sonrisa de los niños.
Te deslizas,
por esta Tierra de Caín,
a las orillas,
a las orillas del mar.
Del mar Mediterráneo.
Con tu mirada bendita
y tus pieles de armiño.