domingo, 2 de julio de 2017

Juan Marsé.

En esta Tierra nuestra,
desde Valencia,
a través del mar,
se oye un viejo cantar.

Desde Valencia,
desde Valencia,
se oyen,
retumban,
los cantares
que pintan de rojo
las paredes de Florencia.

Las manos abiertas,
los ojos pintados de verde,
y en el corazón,
en el corazón,
un manojo de flores.

Son tus dientes de nacar,
tu sonrisa de torera,
la que me hace,
me hace lanzar al aire
la montera.

En la ciudad de las flores,
allá,
allá donde Bruneleschi soñaba,
y de catedrales hacía sabores,
Leonardo pinta e inventa,
inventa motores.

Son las palabras,
cuando el domingo por el fútbol,
por el fútbol me abandonas,
el calor de tus barrios,
un niño jugando en el patio,
nacido del amor de tus labios.


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